El Abuelo
Los que me conocen, saben la clase de tema que hoy voy a tocar, al menos para mí, este día pienso escribir mucho, así querido lector que hay que hacer acopio de paciencia, que hoy me toca.
Como ya deben haberse dado cuenta, mi abuelo (abue!!!) siempre ha sido una parte medular en mi vida, a pesar que hace unos años ya no está, sigue siendo elemento de consideración para toma de decisiones.
En estos días me encuentro al principio de una nueva aventura que seguramente marcara una cuarta época en mi vida (si esto es así lo notificare por este medio, jejeje), hace poco, me entere que voy a ser papá, y también di el paso para comprar mi casa, como podrán darse cuenta esta es toda una aventura que vivir, y ha sido precisamente en estos momentos cuando más he pensado en el viejo...
Quisiera poder recordar todas las pláticas que tuve con él, respecto a su vida, sin embargo con esta cabeza llena de cosas es muy difícil ordenar todos aquellos recuerdos, pero intentaré que esta sea una buena narrativa.
En el año de 1916 México vio nacer a todo un personaje que algún día se convertiría en una persona de éxito, pero más importante que eso, se convertiría en mi abuelo!!!
Nacido en San Juan de los Lagos y radicando después en la ciudad de México desde muy chico, siempre trabajador obtuvo su primer empleo a la escasa edad de 12 años en lo que en esa época apenas era la Comercial Mexicana, una tienda de proporciones más bien chicas en el centro de la ciudad, que se convertiría en la gran tienda que hoy conocemos.
Durante toda su vida se mantuvo siempre como un hombre de principios y orgullosamente postrado en sus cabales y eso lo ayudó a realizar una serie de incontables tareas que lo alojaron en una vida cómoda y sin preocupaciones, hombre inteligente que gustaba de los negocios y sentenciaba los actos desleales, los cuales finalmente un día ya entrando a su vejez lo llevaron a la bancarrota por renunciar a muchas cosas por desavenencias con sus socios que lo llevaron a hacer malas inversiones en otros lados.
Al envejecer, nunca pensó que pudiera llegarle una nueva felicidad, sin embargo esta llegó y no es por pecar de egocéntrico, pero con gusto me jacto de que fui una felicidad para él en sus últimos años. Lo malo de las alegrías es que regularmente llegan con preocupaciones.
Un nieto, eso era justo lo que él necesitaba, algo que le renovara un poco el espíritu, lo único que no sabía, es: "Que tan importante era el nieto para el abuelo, como lo es el abuelo para el nieto".
Conforme ha pasado el tiempo y he conocido más la vida del abuelo, por medio de pláticas con mis tíos, mi mamá, la familia, etc. Me he dado cuenta de que finalmente fue humano, y tenía sus cosas pero también me di cuenta que fue un hombre bondadoso y cariñoso con su familia y que daba todo por ayudar a quienes quería y a sus cercanos.
El viejo lejos de ser un ser amargado, fue siempre una persona alegre y preocupado por mí, como deben imaginar, solía echar a perder a este narrador, consintiendo, solapando, siendo al final del día el alcahuete oficial, y el apoyo para todas aquellas aventuras y locuras que a servidor se le ocurriera.
Pasar aquellas tardes con él en su sillón, echando un trago, y fumando su cigarro, siempre con esa gran percha y distinción que lo caracterizaba, siempre manteniendo el estilo, lo menos arreglado que lo veías era con su gasné, siempre y cuando no estuviera de traje.
Les sonara increíble, pero teniendo yo apenas 14 años, en algún momento le confesé a mi abuelo que fumaba, cosa que seguramente ya sabría por el olor a cigarro que la ropa siempre tenía, a lo que el muy comprensivo y siempre coherente en su manera de ser y de pensar, me invito un cigarro, y acto seguido platicamos hasta las 7 de la mañana como a veces sucedía en esos tiempos, Su vida siempre por lo más interesante mantenía mi atención a pesar de las horas, y además si le sumamos a que me dejo fumar pues jejeje... que noche!!! después de ese día el se convirtió en mi proveedor oficial de cigarros ya que nunca permitió que me faltara, esto podría sonar un tanto inconsciente de su parte pero ahora que lo pienso, es muy probable que el sintiera que el tiempo se le venía encima, y que era posible que no tuviera muchas más experiencias tan simples como esa y que seguramente el atesoro tanto como ya que puedo decir con orgullo de que a pesar de que el viejo falleciera cuando apenas tenía 15 años, el me permitió fumarme un cigarro y echarme una chela con el...
Esto y muchas cosas más son las que recuerdo del viejo con tanto cariño, a pesar de que la madures me ha enseñado que era un simple ser humano con defectos y limitaciones, también ahora es cuando más empiezo a entender todos esos pormenores que me hacen más admirarlo, quererlo, y tenerlo cada vez en una montaña más alta.
Solamente quiero concluir con que el viejo me enseño una de las lecciones más fuerte de la vida, Vivir!!!