June 20, 2005

Perdido y como perro

Pocos días después del episodio anterior…

En aquellos años, mi abuelo y yo dábamos largos paseos regularmente, principalmente cuando iba por mi a la escuela, un kinder llamado HAPPY que a la fecha no se donde se encuentra, sin embargo se que era cerca de la casa ya que en algunas ocasiones nos regresábamos caminando.

Regularmente el camino a casa incluía siempre las mismas calles, el mismo parque, las mismas personas, sin embargo ese día mi abuelo decidió que tomáramos la ruta panorámica, y caminamos mucho mas rato del que yo estaba acostumbrado, cuando me percate de ello mis sentidos se alteraron, llenándose de una angustia indescriptible que solo los niños pueden sentir con tal magnitud, un sentimiento de desamparo total invadía cada pensamiento de mi ser en esos instantes. El momento crucial había llegado, me senté en el quicio de alguna casa por la que íbamos pasando, y llorando con toda desesperación, grite a mi abuelo – Estamos perdidos!!!, Estamos perdidos!!! – mi abuelo, con su infinito cariño y paciencia, se sentó a mi lado y comenzó a explicarme lo sucedido, a lo que yo me limite a voltear hacia todas direcciones tratando de reconocer algo mientras lo escuchaba, sin embargo no sirvió de mucho, me encontraba muy asustado, comprendiendo el de lo que se trataba, me tomo en sus brazos y me llevo cargando hasta el descanso de la puerta de la casa, diciendo – vez si ya estábamos cerca- ese día paso sin mas contratiempos.

Una de las actividades que mas disfrutábamos juntos, eran las idas al parque álamos ya que mi abuelo disfrutaba de varias horas de tranquilidad en el parque para leer su periódico, mientras yo disfrutaba de los juegos y actividades que los parques ofrecen.
Una cierta ocasión en particular, partiendo hacia el parque, se encontraba cerca de la casa una perrita en celo, con su sequito de canes atrás de ella por todos lados, y nosotros no nos fijamos que los perros venían hacia donde estábamos, en un momento la perrita de pronto se paso atrás de mi, interponiéndome entre los canes y ella, lo cual fue una muy mala idea de su parte, por que los animales, se dejaron venir sobre mi que apenas contaba con escasos 5 años, a pesar de que no fui mordido por ellos, el empuje que tuvieron de sus cabezas contra mi trasero (al verlos venir, mi reaccion primaria fue voltearme), basto para provocarme un dolor bastante considerable mientras mi abuelo me cargaba con todas sus fuerzas hacia arriba para sacarme de tal embrollo, al final no paso nada la perrita siguió su camino y yo seguí lamentándome por un rato por el dolor, mismo que mágicamente desapareció cuando mi abuelo me llevo a una cafetería que frecuentábamos bastante, donde mi platillo favorito, eran los chiclosos de leche que me regalaban para comérmelos con mi helado.

Perdido y como perro me senti durante esos dias, perdido ya que nada de lo que vi, era conocido para mi, lo que me enseño que siempre debemos salir de nuestro pequeño mundo y explorar todo lo que se pueda, para nunca sentirte desamparado, en cualquier lugar que te encuentres, como perro el hecho de que ellos no me discriminaron ni se amedrentaron por ser diferente, simplemente fui un igual en ese momento en que buscaban su tan ansiado tesoro.

En fin me encanta mi cuadra y prefiero los gatos!!!

June 16, 2005

El Rumbo

Hoy es el primer día que escribo en este su blog, lo titulo "El rumbo" ya que la idea de abrirlo, es para mi un viaje con rumbo desconocido, aunque en su mayoría estoy convencido de que será un paseo por el torbellino de recuerdos que a veces no me atrevo a explorar, y sin embargo con una extraña sensación en el estomago de miedo e incertidumbre, aquí estoy, con la idea bien definida de que de cualquier manera que esto vaya creciendo seguiré adelante.

El rumbo que hoy tomare, será extraído, del primer recuerdo conciente que tengo de vida:

Siendo un niño muy pequeño, mi primer recuerdo se remonta a una comida familiar en casa de mi abuelo, donde el consentido de la casa era un servidor, como siempre en casa del viejo las comidas familiares eran eventos sociales muy concurridos, siempre mucha gente en casa (dicen que es la maldición de los Noriega, no hay nada que disfrutemos mas que tener la casa alegre y llena de gente) buena comida, pero el detalle que me hace recordar en especial ese día era que, siendo el nieto consentido, si algo no apetecía al niño, era digno de pasarse por alto, de igual manera si el escuincle consentido, quería comer otra cosa, el capricho se cumplía a la brevedad (caray abuelo, como te extraño) en esa ocasión, habían preparado guacamole para todos y uno especial sin picante para mi, ya que cuando era niño, no comía nada de picante (aun no lo hago, a veces una salsita de esas de botella que funcionan también como removedor de acido de batería), mismo que no tardo en acabarse, ya que el sazón del mismo era fenomenal, grande fue mi sorpresa al darme cuenta que ya no había relleno para mis adorados tacos de aguacate ó guacamole, cuando descubrí que en la mesa se encontraba un molcajete a reventar de guacamole, mismo que solicite me fuera entregado, para poder seguir taqueando a gusto, alguien tuvo la osadía de decir, de ese no puedes comer, ese es para gente grande!!!, no creo que sea necesario mencionar el tamaño de berrinche que hubo, seguido de una explicación, que debió ser suficiente para que entendiera que aquella deliciosa mezcolanza de aguacate, cebolla, cilantro y chile, no era para mi precisamente por el ultimo ingrediente, pero... no fue así acto seguido fue otro berrinche de proporciones que por sano respeto a mi mismo, prefiero no mencionar, pero que fue una excelente motivación para que los adultos en ese momento presentes fueran compartidos y decidieran que lo mejor era darme lo que quería (Por supuesto, que acaso creían que iba a ser de otra manera).
El trastecito que llenaron para que yo obtuviera el guacamole, esta a reventar de este acompañamiento para comidas inventado por algún dios (así debe haber sido, no lo concebiría de otra manera) dispongo de una tortilla, misma que fue rebosada por la mezcla ya mencionada, unas gotas de limón y llego la tan ansiada mordida...
De pronto el sudor comenzó a correr por el cuello, una sensación de calor me invadía... estaba enchilado; fue poco lo que pude hacer en ese momento, a pesar de los múltiples remedios caseros, sal, agua muy fría, seguir comiendo algo que no contuviera picante, etc... toda la familia se moría de risa, mientras que algunos disimulaban tratando de hacer algo por remediar esa situación, aunque nadie podía hacer nada, la primer enchilada de la vida se había suscitado teniendo tan solo 3 años de edad.
La vida nunca fue igual, se a rodeado siempre de nuevas experiencias, algunas buenas y otras malas como la de mi encuentro con el picante, sin embargo eso me dejo una gran lección, misma que no les pienso enseñar, no soy su papa, yo simplemente cuento historias de la vida, jejeje.

Esto que estoy compartiendo con ustedes, sale del fondo de ese mar de recuerdos que componen al ser humano, y que sin embargo lo atesoro como mi primer recuerdo de infancia, que aunque por desgracia esta asociado a un mal rato para mi, un muy buen rato para los demás, será algo que con gusto contare en mis días de vejes, jejejeje, espero realmente disfruten conmigo los pasajes de mi vida que poco a poco iré contando, tengan un poco de paciencia ya que no soy un gran escritor, y menos cuento con el tiempo para dedicarme a estas cosas como me gustaría.

Este es un agradecimiento muy especial para Nachobat, ya que desde hace muchos años se ah empeñado en que escriba mi vida, y aunque estoy seguro que no es esto a lo que el se refería, es un buen principio.

El rumbo al que me dirijo estoy seguro que cambiara mi vida, como todas y cada una de las experiencias en la misma lo han hecho.